miércoles, 1 de agosto de 2012

Un dibujo de vos de perfil y tus flores rojas en mi recuerdo de tus paredes.

Sumergir tu mano en mi espalda hasta que se confundan las líneas, y luego disolverlas en líquidos ácidos en dentro de mi boca, tu mano y mi lengua juntas, disolviéndose, salivándose, fundiéndose. Me gusta mordisquear tus dedos cuando juego, me gusta probar las puntitas y darles sabores en mi paladar. Sentir cómo tu saliva en mi boca tiene todos los sabores que no logro imaginarme, un beso, veinte besos cortos e infinitos. Durante el tiempo que duro no puedo hacer otra cosa que querer devorarte, todo es para vos, una lucha entre tu boca y la mía, vos querés morderme, lo sé, lo quiero, yo también, quiero defenderme, para qué? si me sé deliciosa presa. Es así como podríamos pasarnos la noche entera, desdibujados, diciéndonos cosas mudas y escuchando canciones que no logro imaginarme. Sos un misterio, divino. No te puedo evitar, ¿cómo voy a hacer para olvidarte? Si tuviera mil sonrisas todas serían tuyas, los ojos en el cielo te los regalaría para que puedas ver más y más cosas maravillosas. Viviría cada una de mis infancias con vos, desovillaría todos los hilos del laberinto si supiera que no estoy tan ahogada. De no ser por este dolor de agujas en el pecho desoiría a mi propio corazón, pero, ya ves, no puedo. La verguenza que me da el dolor es amarga, y las lágrimas saladas y calientes prenden fuego cada pañuelo que toco. Tu sabor a monte y tu perfume a cielo, quisiera decirte mi cielo, pero no sos de nadie. Quisiera decirte tuya, pero me quiero más en esta casa que en el andén, esperando. Me cansé de esperar algo que no llega ni va a llegar o cuya sombra se diluye con los abrazos. Así es como el "para siempre" no existe, no existió nunca, me lo inventé, como me invento todos esos sabores y todas esas dudas. Te inventé una nota y un color y te dancé muchas noches. Amaría con el alma danzarte hasta acabar mis pies-alma, pero me quedo bailando en un abismo sola. Me quedo sola y mi soledad aún no tiene alas, me quedo sola y mi soledad es demasiado acuchilladora. Ya no sé con qué mano pedirte que dejes un truco más para mí, un truco más, que no me dejes volar sola, que seas mi amiguito por siempre, que me acompañes a nacer las veces que mi soledad odiosa lo necesite. No sé qué hago mal, no sé qué hago, no sé cuántas copas rompí mientras bailaba con los ojos cerrados esperando que me tomaras de la cintura y pudiese respirar en paz. No puedo olvidarme ni recordar las noches en que he llorado por vos, y aún me quedan lágrimas para llorar las que valgan, pero ya no sé si tengo ganas, de llorar por alguien que me deja este sabor en la boca. Quisiera con toda el alma dormir hecha un bollito entre tus hombros y tu cuello, ser tu musa por siempre, que seas un motivo mis náufragas sonrisas, pero no se puede, no se puede. Lloraré veinte años si eso me hace sentirme menos abatida pero de tanto llorar ya no me están quedando fuerzas para levantar los párpados. Me necesito más de lo que alguna vez podrás llegar a necesitarme nunca. Por favor, decime algo. No te enojes, no seas malo. Quiero que sepas de cuánta piel me deshago para decirte todo esto. Odiame, por favor. Odiame antes de olvidarme. Odiame antes de ignorarme. Odiame antes de matarme de pena por no poder entenderte. Te juro con el alma que nunca tuve laberinto más difícil que recorrer que el de mi propia vida. Y vos sos una maldita pared de espejos. Vos sos una muy larga pared de espejos, singular, única y tan brillante... Por favor, quiero ser tu amiga. No me lastimes más. No me pidas más que... nada. Dejalo así. Será lo que deba ser o no será nada. Pero yo necesito ser. Y las lágrimas no pueden ser más que un estado. ¿Qué tenés que me provocás esto? En mi vida había sentido tanto penar. En la vida mis noches roncas de tanto llanto me han impedido seguir con mis canciones hasta dormirme, confundido mi aliento entre uno y otras...

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